diumenge, 22 de novembre del 2015

La Nefrología debe redefinirse


La nefrología hace ya años que dejó de ser una especialidad atractiva para los estudiantes de medicina y jóvenes médicos. No es un fenómeno exclusivo de España, si no que afecta a la mayoría de países, incluido Estados Unidos. Comentaba en una entrada previa que en los últimos años no se han producido grandes avances en la especialidad. Es probable que avances y atractivo estén relacionados. 

Se han realizado muchos análisis y reflexiones sobre cuales son las razones por las que una especializad como la Nefrología, altamente demandada en los 80, ha ido perdiendo “gancho” hasta situarse en las últimas posiciones en las preferencias de los MIR.  Hace unos años desde la S.E.N organizamos una sesión de trabajo con residentes de la especialidad para que nos transmitieran sus opiniones y poder, a partir de ellas, realizar acciones de mejora. Ciertamente, esa experiencia no fue muy positiva. Como ocurre muchas veces en nuestro país, la iniciativa se consideró más una evaluación, tanto de tutores docentes como de los propios residentes, que una revisión crítica con espíritu de mejora de lo que ofrece nuestra especialidad. A pesar de todo, pudimos sacar algunas conclusiones. La más importante es que la mayoría de los residentes, a pesar de no ser la nefrología su primera opción, estaban bastante satisfechos con su formación. Sin embargo, también pudimos constatar que, salvo algunas excepciones, no tenían conocimientos básicos de metodología científica ni de lectura crítica de los resultados e interpretación de un artículo científico. En aquel momento (hace ya 3 años) se tomaron una serie de acciones como aumentar las becas para que los residentes de nefrología pudieran realizar rotaciones en centros de excelencia e introducir las ayudas para proyectos de investigación para jóvenes nefrólogos.

Se ha postulado que los planes docentes de nefrología en las facultades de medicina no son los suficientemente atractivos. Estoy bastante de acuerdo. Pero en mi opinión, el problema principal es el cambio que se ha producido en el perfil de patología que atiende la especialidad.

La nefrología debe redefinirse. Primero, no podemos continuar focalizando nuestra atención y nuestros esfuerzos en patologías que son propias de otros niveles asistenciales. Y segundo, no podemos continuar asumiendo como patología renal las limitaciones terapéuticas de otras especialidades e inventarnos unos síndromes que combinan el riñón con cada uno de los otros órganos que fracasan. Tenemos la obligación de reorientar la especialidad hace lo que realmente importa al paciente con enfermedad renal, recuperar autonomía en nuestra toma de decisiones, innovar en procedimientos y en tecnología, asumir el trasplante renal como una parte vital de la especialidad y, sobretodo alcanzar habilidades y competencias únicas, exclusivas de los nefrólogos, diferenciarnos del resto, hacernos visibles e imprescindibles.  A modo de ejemplo: actualmente en un pase de guardia de nefrología la mayoría de la patología que se comenta no es propia de la especialidad.  Como los recursos son limitados, asumir los déficits asistenciales de otras especialidades supone hipotecar el desarrollo de tecnología y conocimiento propios de la especialidad. Conocimiento e innovación, tecnología e investigación es lo que los jóvenes buscan y los pacientes demandan. 

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